martes, 19 de octubre de 2010

LA CINTURA DE LA CRISIS

En estos tiempos, y a la sombra de la tan cacareada crisis, tenemos la impresión de estar participando en una película en la que las escenas van por un lado, el guión por otros derroteros y la música sigue el compás de Cañita Brava.
A los que realmente mandan no les ha salido de los entresijos limitar los incentivos de las empresas a los altos cargos y entre todos tenemos que ayudar a las probecitas entidades financieras (que fueron las que con su especulación crearon esta hecatombre).
Sí aparecen, en cambio, “ilustrados” vociferantes pidiendo a la gente de a pie trabajar más cobrando menos como receta infalible para salir de la crisis; además, claro está, con el dinero que nos sobra, debemos ahorrar pero sin olvidar consumir y gastar más porque si no los productos no se venden y las empresas despiden a los trabajadores.
También es un buen momento para que los las Administraciones nos aumenten los impuestos (las basuras, el IBI, la circulación de vehículos, aumentar las zonas azules….);
Y, ¡cómo no! La luz, la bombona de butano, el agua y el teléfono o los carburantes también tienen que subir porque no pagamos su valor real y las empresas no ganan dinero suficiente; les va tan mal a las pobres….
Nos cuentan que hay que subir la edad de jubilación para que los jóvenes de hoy puedan acceder a una pensión en el futuro, porque si no el sistema se desmorona; pero esa preocupación por los tiempos venideros no va acorde con la pírrica preocupación (por decir algo) que muestran la administraciones por los mayores de hoy día: ¿dónde están las plazas en residencias públicas, las medidas reales de apoyo a la ley de dependencia, la atención a los enfermos mentales, el apoyo domiciliario,….).
Se nos venden como medidas esenciales para salir de la crisis cuando en realidad se trata de todo un montaje muy bien orquestado para aumentar las diferencias entre los que manejan el cotarro y los que sufrimos el catarro:
aumento de la edad de jubilación, aumento de los años de cotización para cobrar una pensión menor, “flexibilización” y reforma laboral consistente en aumentar la precariedad del contrato y facilitar el despido gratis, especialmente de los trabajadores/as de mayor edad para contratar mano de obra más barata y en condiciones más precarias; disminución de los salarios y aumento de la jornada laboral (primero con los empleados públicos y después vendrán los restantes); disminución y deterioro de los servicios públicos bajo la pancarta de la libertad de elección (el que quiera servicios que se los pague).

No hace tantos años, recordaba mi abuela que trabajaban de sol a sol para el rico del pueblo sin otro salario que la comida y una mísera propina; por cierto una comida que ellos mismos producían en las tierras del mandamás y que éste les permitía cultivar a cambio de una parte de la cosecha y un alquiler usurero. No vamos hoy muy desencaminados...
Y a la sombra de la crisis siempre hay quien se llena nos bolsillos a manos llenas mientras a la ciudadanía de a pie se nos pide apretarnos el cinturón.
Se nos está quedando una cintura de hormiga que para sí la quisiera Rita Barbera, la cantaora de Louis Buiton.
Ya no nos quedan ojales en el cinturón, pero nos sobran razones, motivos y argumentos; no podemos dejarlos pasar de largo; y, además, estamos muy cabreados/as y se nos acaban las tragaderas.
No es de extrañar que haya quien vea en Belén Esteban, la princesa del pueblo, como la mejor opción política.

Y para rematar el colmo de los colmos tenemos un nuevo All Gore español del ecologismo privado: nuestro Aznarín, conocido ecologista de pro y con destreza sin igual en mostrar enhiesto el dedo corazón, presidente de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales FAES, ha sido nombrado presidente del consejo asesor de Global Adaptation Institute, una iniciativa privada sin ánimo de lucro que aspira a convertirse en una voz pragmática en el debate sobre el cambio climático. Se comenta en los mentideros que ya ha recomendado al primo de Rajoy, el de los hilillossss de plassstilina, como asesor principal del asunto.

¡Ay! Señor, Señor, vivir para ver.
Para que se nos quiten las ganas de aberroncharnos contra el rocaje vivo, recomendamos echar una ojeada a "la perfecta cuñada" en el siguiente enlace. Pincha y verás; seguro que no te arrepentirás.