martes, 28 de octubre de 2008

ESTAMOS EN PLENA TEMPORADA DE SETAS

Sabido es que en otoño proliferan las setas; sobre todo si el otoño es húmedo y caliente; y en la Comunidad de Madrid, con la que está cayendo sobre los Servicios Públicos, motivos de calentura no nos faltan (todo porque hay dirigentes que confunden “Públicos” con “Pírricos" y hacen todo lo posible por darle a esta confusión carta de naturaleza real).
Pues bien; hoy presentamos un hongo frecuente por estas latitudes y que acostumbra a crecer en fascículos.
Nos referimos a la seta “coprinus micaceus”.
La familia de los “coprinus”, se llama así porque, como es conocido, surgen de materia orgánica en descomposición (vamos que nacen en cagadas de caballo, de vaca, en troncos de madera podrida y en suelos muy abonados). El sombrero es ovoide primero y campanulado en la adultez (algunos autores entienden esto como que primero toca bien los ovoides y después repica las campanas para que todos se enteren).
Bajo el sombrero el himenio está dispuesto en láminas libres y estriadas en los bordes, que pasan de blancas a pardas y luego a negruzcas hasta licuarse en un líquido negro cuando madura; (¡ojo! el himenio es la parte fértil de la seta en donde se producen las esporas; no tiene nada que ver con expresiones del tipo “el himenio ni tocarlo”, “hasta el himenio que viene” “tengo el himenio resentío”).
Las esporas son de tipo basidio (no en vano pertenece a la clase de los basidiomicetes, que en la Comunidad de Madrid ha derivado en el vocablo "sitiopamisamiguetes"), tienen un tamaño medio y forma de Pssejería de tal y tal y pascual.
El pie es alto, hueco, acostumbrado a pisar y separable del sombrero; blanco teñido de tonos ocres y de aspecto sedoso a la lupa (también se llama de guante blanco o de globo sonda).
De escaso valor culinario,(bueno, en realidad no hay quien la trague); algunos autores la consideran tóxica y con numerosas interacciones medicamentosas.
La carne es insignificante y el olor, aunque inapreciable inicialmente, vira a podrido profundo en ejemplares con solera.
Fructifica sobre suelo con mucha materia orgánica en todo tiempo.Es oportunista y crece, formando grupos numerosos e interrelacionados, en cualquier parte de la comunidad. Algunos ejemplares son difíciles de erradicar. Esta variedad tiene parientes próximos: por ejemplo el coprinus atramentarius, (que se atraganta en las mentes con sentido comun) o el coprinus picaceus (que pone una pica aquí y otra en Flandes); todas ellas, como es de suponer, sospechosamente tóxicas.
Al abrigo del grupo se arriman otros ejemplares saprofitos (que se alimentan de procesos en descomposición) para sacar tajada, configurando una subespecie de pseudo-coprinus, también en alza en la Comunidad de Madrid. Esta subespecie aunque pisa con facilidad los derechos de los demás y ejerce el ordeno y mando, es muy sensiblera y enseguida va de víctima; y, por lo que parece, tiene miedo al diálogo, con expresiones como: “ni agua” o “pretenden llevarnos al huerto”.
Cuando alguien es reticente al diálogo tal vez es que no tiene argumentos para defender su postura; o quizás piensa que le resulta más útil imponer que razonar; o acaso tiene algo que esconder disfrazado de razones aparentes. Lo que sí demuestra siempre es un talante prepotente.

Por cierto, que para todo el que esté interesado en diferenciar las setas comestibles de las venenosas, le proponemos que acuda a la exposición de hongos en la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid (metro cuidad universitaria) los próximos días 15, 16 y 17 de noviembre.
Por último recordar que entre los aficionados a las setas hay dos cosas que son incompatibles: “ser imprudente y llegar a viejo”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una aportación a tan ilustre y rigurosa tésis sobre las setas. En tratados micológicos solventes, se describen especies de hongos alucinógenos de la venenosa especie Falacius ESttravagantius, cuyos ejemplares más relevantes son los Aznarites trogolditienses, y los Güemetitos Pijustoides. Además de pertenecer a la especie de los coprofitos, tienen un potente alucinógeno que produce síndromes antisociales, cuyos síntomas principales son tratar a patadas a los servicios públicos y público en general