Mi amigo Jacinto perdió a sus padres, no hace mucho, en un corto intervalo de tiempo; cumpliendo sus deseos, la cenizas de ambos reposan, amalgamadas en suave armonía, a la sombra de unos castaños de suelo cascayo y pizarroso; Eligieron ese sitio porque siempre acudían allí para retejar las goteras de la vida y volvían cargados de energía a donde hubiera que ir. Pero lo que no se imaginaba Jacinto era que, además de la desgracia de la pérdida, ahora él corre un grave riesgo de precipitarse en el averno per secula seculorum.
Resulta que para la jerarquía católica, aventar las cenizas es un rito pagano, y conservarlas en casa implica incurrir en un claro "fetichismo" por la "banalización de la muerte"; ¡Cágate lorito!.
Los obispos ahora no se oponen a la incineración sino a qué hacer con las cenizas; tanto es así que la Conferencia episcopal italiana tiene ya listo un manual de instrucciones a modo de "código de conducta en los ritos funerarios"; y aquí -en esta nuestra España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía que decía Machado- está al caer
Las incineraciones están comiendo el terreno a los entierros tradicionales; entre otras cosas porque cuestan la mitad. Por eso, para no poner en riesgo el negocio de los que especulan con los fallecimentos ajenos, lo ideal de la muerte, según los jerarcas del clero, es llevar las cenizas al camposanto, es decir al cementiendes; allí ya tienen unos nichos minimalistas preparados para las urnas con las cenizas de modo que en menos cacho se pueda sacar los cuartos a muchos más.
Pedimos disculpas por nuestro talante fúnebre de hoy, pero obedece a dos motivos principales: por un lado, la fecha reciente del día de los difuntos; por otro, recordar también lo que el Tribunal de Estrasburgo ha dictaminado hace unos días: que la presencia de los crucifijos en las escuelas italianas no sólo viola los derechos de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones, sino que además viola la libertad de religión de los alumnos.
Esta noticia ha soliviantado tanto al gobierno del impresentable Berlusconi, -quien con su conocida moral de doble cara y cuello vuelto, ya anunciado que recurrirá- como a la curia italiana; la Conferencia Episcopal Española enseguida ha salido, ¡como no!, con un angelical Monseñor Camino a punto de levitar y apoyando por el mismo sendero.
Como hay tanto vericueto y grajerío suelto, subimos hoy al blogssss la fotito de unos jovenzuelos patriarcas eclesiásticos concentrados en una reunión de trabajo para que estas cosas no se salgan del redil.
¡Ay! Señor, Señor; nos parece oportuno relativizar y tomar con sentido del humor tanto la vida como la muerte para que no nos tengan en un continuo sinvivir; con razón decía Gila en una de sus memorables crónicas del humor y en boca del alcalde del pueblo ante las cenizas de un lugareño: ¡que no sople nadie hasta que no llegue el forense!.
Resulta que para la jerarquía católica, aventar las cenizas es un rito pagano, y conservarlas en casa implica incurrir en un claro "fetichismo" por la "banalización de la muerte"; ¡Cágate lorito!.
Los obispos ahora no se oponen a la incineración sino a qué hacer con las cenizas; tanto es así que la Conferencia episcopal italiana tiene ya listo un manual de instrucciones a modo de "código de conducta en los ritos funerarios"; y aquí -en esta nuestra España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía que decía Machado- está al caer
Las incineraciones están comiendo el terreno a los entierros tradicionales; entre otras cosas porque cuestan la mitad. Por eso, para no poner en riesgo el negocio de los que especulan con los fallecimentos ajenos, lo ideal de la muerte, según los jerarcas del clero, es llevar las cenizas al camposanto, es decir al cementiendes; allí ya tienen unos nichos minimalistas preparados para las urnas con las cenizas de modo que en menos cacho se pueda sacar los cuartos a muchos más.
Pedimos disculpas por nuestro talante fúnebre de hoy, pero obedece a dos motivos principales: por un lado, la fecha reciente del día de los difuntos; por otro, recordar también lo que el Tribunal de Estrasburgo ha dictaminado hace unos días: que la presencia de los crucifijos en las escuelas italianas no sólo viola los derechos de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones, sino que además viola la libertad de religión de los alumnos.
Esta noticia ha soliviantado tanto al gobierno del impresentable Berlusconi, -quien con su conocida moral de doble cara y cuello vuelto, ya anunciado que recurrirá- como a la curia italiana; la Conferencia Episcopal Española enseguida ha salido, ¡como no!, con un angelical Monseñor Camino a punto de levitar y apoyando por el mismo sendero.
Como hay tanto vericueto y grajerío suelto, subimos hoy al blogssss la fotito de unos jovenzuelos patriarcas eclesiásticos concentrados en una reunión de trabajo para que estas cosas no se salgan del redil.
¡Ay! Señor, Señor; nos parece oportuno relativizar y tomar con sentido del humor tanto la vida como la muerte para que no nos tengan en un continuo sinvivir; con razón decía Gila en una de sus memorables crónicas del humor y en boca del alcalde del pueblo ante las cenizas de un lugareño: ¡que no sople nadie hasta que no llegue el forense!.
2 comentarios:
Hoy amenazan con excomulgar a los parlamentarios que hayan votado la ampliación de la ley del aborto. IMPRESENTABLE, INENARRABLE, INACEPTABLE. RELIGIÓN FUERA DE LA ESCUELA.
Como siempre peculiar, irónico y creativo . Siento que me castellanizara el cascayu pero gracias. Como veo las conversaciones y debates de los lunes dan para sacar humor a la vida. Suyo siempre y de la mano al averno.
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