
Y eso en el mejor de los casos, porque, en un colegio concertado de Móstoles, situado en los bajos de un edificio, sin patio, con un montón de columnas a modo de laberinto, en un alarde de proyecto arquitectónico, dividieron un cuarto de baño en dos cabinas con un pequeño detalle: en una de ellas quedó una taza de wc y en la otra sólo un bidé. Eso sí, ambas con papel higiénico.
Posiblemente, al conceder el “concierto” a este centro quien lo hizo estaba pensando en celebrar uno multitudinario de rock-duro escatológico en uno de los dos servicios mencionados.
No sé cómo se apañaría esa cabeza pensante en la cabina del bidé si le entra una premura (léase apretón veraniego) por una

Seguramente todos estos problemas ya desaparecen al estar definitivamente “en los centros más cerca de los niños”, como dice CarmenZita. O tal vez con la confianza que nos ofrecen los estatutos del Consejo de Directores de colegios públicos de educación infantil, primaria y especial de la comunidad de Madrid aprobados en la I Asamblea General el 16 de marzo de 2006, cuyo Art. 2.4 dice: “Promover una adecuada asignación de recursos a la enseñanza pública y canalizar las propuestas comunes, relativas a la financiación y equipamiento de los Centros, de acuerdo con los medios existentes y en el marco de la legislación aplicable”.