Ensalada de canónigos con arrumacos de LOGOPEDA en salsa verde.

Ingredientes:

• Una bolsa de canónigos.
• Arrumacos en abundancia.
• Perejil.
• Aceite de Oliva (también vale el de Elena o el de Raquel).
• Sal, pimienta y sésamo.

Preparación:
Aunque los canónigos son una verdura más propia de la primavera, todavía se pueden encontrar a principios de verano los famosos canónigos de medio pelo.
Se vierten en un bol y se les dan unas aguas hasta que queden presentables; como son de medio pelo, no es necesario peinarlos ni hacerles la raya al medio; basta simplemente con atusarlos un poco.

Tampoco es menester que estén beatificados -ya que para beatificaciones masivas se sigue otro procedimiento-, ni que sean seguidores neocatecumenales de Kiko Argüello porque pueden producir indigestión.

Por otro lado se captura a los logopedas mediante un tratamiento de campo; lleva un poco de tiempo porque tienen fama de escurridizos a fuerza de tanto itinerar; (la cantidad de susodichos es de 1 para 20-25 comensales tal y como figura en los cánones de ratio desde 1990); no obstante, si se agregan algunos más pueden estirarse sin problema, pues para eso son lonnngopedas. (que inspiró LA famosa obra de la sombra del Longopeda es alargada) .

Una vez que se tienen los logopedas en la escasa proporción indicada la preparación es sencilla: se rehogan o sofríen vuelta y vuelta en una sartén mientras que se ronronea sin parar a su alrededor haciendo muecas faciales y gestos extraños con los morros y con la lengua durante unos tres minutos, terminando con unos arrumacos más intensos. Pasado ese tiempo se retira la sartén del fuego y se sale al descansillo de la escalera donde, abriendo la ventana y sacando la cabeza hacia el patio se comparte de viva voz con el vecindario: “Juani, ¿a dónde lleva la Luci al Miguelito de 4 a 5 de la tarde?”.

Esperamos la respuesta y cuando desde la ventana del 3º escuchemos: “ande va ser, al golopeda”, el sofrito ya está en su punto y los susodichos se tornan en arrumacos.

Si la respuesta no surge, es francamente inapropiada o incluso va acompañada de improperios, conviene hacer caso omiso y se añaden entonces a los ronroneos alguna carantoña pamplinera para que no se vengan abajo, que son una especie muy sensible.

Se mezclan con cuidado en una ensaladera los canónigos y los arrumacos sazonándolos y salpimentándolos al gusto. De ningún modo añadirle vinagre, porque de acidez van sobrados y se les arruga el ceño hasta límites insospechados.
Si se quiere convertir la receta en una variante de ensalada templada, le va muy bien la pasta, siendo muy indicada la sopa de letras para niños rebeldes; si se practica la composición-descomposición con palabras sencillas y de uso habitual como “esternocleidomastoideo” la garantía de que la ensaladera termine en la cabeza del cocinero -a modo de bacía o casco quijotesco- es absoluta.

Si ocurriese tal cosa, se coloca el perejil en el casco con dignidad para terminar de hacer la salsa verde y se permite algún comentario del tipo “¿cajjjco mío?" o “¡me caguenn! " (ambos emitidos de modo que no se perciba una discriminación auditiva nítida y clara pero que el contexto sea inequívoco).

Este plato es sencillo pero escaso, por lo que conviene comerlo delante del espejo para que parezca más abundante.
Por último, se añade el sésamo profiriendo con voz sonora “ábrete sesamo” por si tienen a bien escucharlo en la Ppssejería el grupo de “Ali ladrón y los 40 babás” y dan un poco de cuartelillo o vidilla a estos puzpurris culinarios.
Como nos tememos que no están por la labor y necesitan mejorar, les proponemos que asistan a una clase magistral sobre “el punto de aggticulación de la eggue” impartida por Fedeguico; o mejor aún, ¡que se vayan todo juntos a hacer gárgaras!.

NOTA: En las fotitos encontramos a EsperanZita y a Luci Figar practicando con algunas de las "praxias" que recomiendan los logopedas. Recordar que para ver con más detalle la posición lingual o morril conviene hacer clic sobre las imágenes.