El primero, con un aire decidamente carnavalesco y murcieguil, de escote impresionante en uve ligeramente asimétrica, marca un sofisticado deambular a punto de levantar el vuelo; confeccionado en gasa monocromo de un solo plano, se muestra ampliamente vaporosa en la parte superior y ceñida a la altura de las canillas dibujando dos arcos del románico tardío a ambos lados; corona la cabeza con una peineta calada en proceso de beatificación; la nota bermellón intenso, a modo de picaflor y a juego con el complemento cefálico, confiere al conjunto un sello de futurismo surrealista e incierto unido a un toque personal e inconfundible que conjuga la geometría de día y la fragilidad de noche. La cremallera invisible, con pespunte de incrustación, otorga sensaciones infinitas y etéreas propias de una levitación en cualquier encina de la finca del Escorial proclive a las apariciones virginales.
El color negro es, sin lugar a dudas, de un rotundo negro, negro. La desnudez de los pies sin maquillaje, contrastan con el bronceado del rostro y, bajo un aparente titubeo en el caminar, se barrunta un ánimo de dar patadas con la derecha al primero que se tercie. Cuentan los maquilladores que en el reverso de la peineta, puede leerse en letra de molde "cuando el grajo vuela bajo, alguien se va al carajo".
El otro modelo -en un reposado segundo plano para no robar protagonismo a los aleteos de la figura principal- sugiere un aire melancólico y retro que recuerda al conocido film de 1955 “al Este que le den”. Se trata de un dos piezas cuya parte superior, luce una cazadora en piel vuelta de color leonino con extensiones de encaje a modo de fajina abierta en marrón oscuro. En esta prenda se huye de las mangas abullonadas y, si no conociéramos que es una prenda de la casa “Medaigual”, diríamos que rememora los mejores momentos de aventura del Coronel Tapioca, ya que una rotura irregular resalta con desenfado la presencia del hombro izquierdo que nos recuerda quién tiene que arrimar el mismo en época de crisis. La apertura frontal, exenta de complementos y transparencias realza de forma intencionada un ombligo de Venus orleado con un leve tatuaje circular. La parte inferior, nos muestra una falda de pana rojo vivo (de milagro) con forro de raso, ceñida a las caderas hasta media pierna y rompe el contorno con unos vuelos aflamencados de caída libre en la parte trasera. La estampación de estrellas recoge un guiño a la profunda preocupación por el cambio climático convirtiéndose en un icono creativo propio de Aznar (en inglés Ansar) o del mismísimo primo de Rajoy. Los zapatos, unos manolos sin correa (corren malos tiempos para los franciscanos Correa), constituyen un perfecto complemento a juego con la falda; tiene cada uno su correspondiente tacón y lucen una delantera recogida con boca cuadrada y cuello vuelto posterior. Por último, unas medias lisas de seda negra, con lycra y goretex, constituyen el broche de oro para un diseño en el que los volúmenes y las texturas nos indican que estamos ante una mujer que pisa fuerte y sin miramientos todo lo que se le ponga por delante.
El color negro es, sin lugar a dudas, de un rotundo negro, negro. La desnudez de los pies sin maquillaje, contrastan con el bronceado del rostro y, bajo un aparente titubeo en el caminar, se barrunta un ánimo de dar patadas con la derecha al primero que se tercie. Cuentan los maquilladores que en el reverso de la peineta, puede leerse en letra de molde "cuando el grajo vuela bajo, alguien se va al carajo".
El otro modelo -en un reposado segundo plano para no robar protagonismo a los aleteos de la figura principal- sugiere un aire melancólico y retro que recuerda al conocido film de 1955 “al Este que le den”. Se trata de un dos piezas cuya parte superior, luce una cazadora en piel vuelta de color leonino con extensiones de encaje a modo de fajina abierta en marrón oscuro. En esta prenda se huye de las mangas abullonadas y, si no conociéramos que es una prenda de la casa “Medaigual”, diríamos que rememora los mejores momentos de aventura del Coronel Tapioca, ya que una rotura irregular resalta con desenfado la presencia del hombro izquierdo que nos recuerda quién tiene que arrimar el mismo en época de crisis. La apertura frontal, exenta de complementos y transparencias realza de forma intencionada un ombligo de Venus orleado con un leve tatuaje circular. La parte inferior, nos muestra una falda de pana rojo vivo (de milagro) con forro de raso, ceñida a las caderas hasta media pierna y rompe el contorno con unos vuelos aflamencados de caída libre en la parte trasera. La estampación de estrellas recoge un guiño a la profunda preocupación por el cambio climático convirtiéndose en un icono creativo propio de Aznar (en inglés Ansar) o del mismísimo primo de Rajoy. Los zapatos, unos manolos sin correa (corren malos tiempos para los franciscanos Correa), constituyen un perfecto complemento a juego con la falda; tiene cada uno su correspondiente tacón y lucen una delantera recogida con boca cuadrada y cuello vuelto posterior. Por último, unas medias lisas de seda negra, con lycra y goretex, constituyen el broche de oro para un diseño en el que los volúmenes y las texturas nos indican que estamos ante una mujer que pisa fuerte y sin miramientos todo lo que se le ponga por delante.
2 comentarios:
No podía faltar, en esta nueva edición de la pasarela (o que pase ELLA de una vez por todas hacia el exilio), los comentarios acertados y bien documentados sobre los últimos modelos que se llevan este año. Abundan en esta temporada, las Correas en Degradé, que asoman por encima y por debajo de los moharés de camuflaje, que hasta ahora se han llevado,pero que en estos tiempos resultan netamente obsoletos.
¡que bien les sienta el traje de vampira a esta individua presi-diaria (esto sería lo mas apropiado, que la metieran en la carcel). Lo de chuparnos la sangre es lo mas apropiado para ella y los suyos. A ver si hay suerte, sale el sol de la verdad de sus "trinques" y se desintegran. Si no tendremos que clavarles alguna estaca en el corazon o donde sea, pero que les duela mucho.
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